Así empezó todo
¿Tú qué eres, ángel o demonio?
Esta es la historia de dos desastres andantes, dos auténticos fracasados profesionales que, en un giro magistral del destino (o una mala tarde del universo), terminan despedidos de sus respectivos trabajos. ¿La razón? Una incompetencia que raya en el arte.
Angel, un mando intermedio del cielo con menos carisma que un aviso de WhatsApp, tenía una misión sencilla: hacer la vida de los buenos y piadosos un poco más llevadera. ¿Su plan estrella? Inventar las criptomonedas. Según él, sería la solución divina para aliviar las cargas económicas de los corazones puros. ¿El resultado? Un desastre celestial: los buenos terminaron en bancarrota y los timadores celebraron con champán. En resumen, lo despidieron con deshonor y una patada en su nube trasera.
Por otro lado, está Demon, otro mando intermedio, pero del infierno, con la encomienda de tentar a la humanidad con pecados irresistibles. ¿Su gran idea? La cerveza 0,0. Según él, sería el golpe maestro para que los humanos cayeran en la tentación. Pero no. Se convirtió en el brebaje preferido de hipsters, veganos, y fanáticos del gimnasio. Lucifer, en un ataque de indignación diabólica, lo echó a patadas mientras gritaba: “¡Esto no es el mal! ¡Esto es un chiste!”
Hasta aquí, cada uno iba rodando por su propio abismo. Pero el destino, que tiene un sentido del humor bastante oscuro, decidió que estos dos se toparan en el aire, como dos meteoritos con vocación de desastre. La colisión fue tan épica que no solo terminaron en la Tierra, sino que también intercambiaron roles. Ahora tenemos a un ángel con muy mala leche y a un demonio ingenuo, buenazo y… sorprendentemente adorable.
Angel se pasa el día refunfuñando, descubriendo lo tedioso que es tener que “ser bueno” de verdad, mientras le da vueltas a cómo recuperar su antigua gloria. Y Demon, por su parte, está convencido de que los humanos no necesitan ayuda para corromperse porque, oye, ¡ya lo hacen de maravilla por sí mismos!
Así comienza una eterna relación de amor/odio entre estos dos despojos celestiales. Se chinchan, se boicotean, y, de vez en cuando, se sorprenden a sí mismos siendo… útiles. Aunque claro, con su historial, es más probable que accidentalmente descubran el próximo gran desastre mundial.
¿Su misión ahora? Sobrevivir en la Tierra sin matarse mutuamente… o destruir a la humanidad en el proceso.
¡Que Dios, el diablo, y las criptomonedas nos protejan!